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La satisfacción del cliente tambien es importante

martes, 12 de enero de 2010
Escrito por Neodian a las 12:03
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Pues aquí estoy de nuevo para poner a parir a alguien, sin embargo esta vez pasare de dar nombres, por pereza.

Ayer me acerque a una gran superficie comercial con una misión: devolver un libro que me habían regalado y ya tenia. El caso es que me dirijo con muy buen humor y pocas ganas de montarla hacia la oficina de atención al cliente. Le comento la situación a un amable dependiente que me indica que: «para preservar los derechos de autor no se permiten devoluciones ni de cds, dvds o libros«, a lo que yo pienso «pero que co*o, ¿que tendrán que ver los derechos de autor aquí?»

Insisto un poco diciéndole que el libro esta intacto, que si me pueden hacer aunque sea un vale descuento o algo similar, el tío sigue en sus trece, que no y que no. Así que sin ganas de discutir me decidí hacer las otras compras que había ido a hacer, y casualidades de la vida el chico de atención al cliente vino corriendo a donde estaba diciéndome, «vamos a ver si el encargado de los libros puede hacer algo» así que me llevo a donde el guardia de seguridad y me hizo un pase.

Cuando llegue a donde el dependiente le conté la situación pero le dije que el de atención al cliente me había dicho que tenía que hacerme la tarjeta de descuento, que el tío era capaz de decirme que no. Me explico que esto era una excepción porque era Navidad y tal pero que en una situación normal no me lo hubiese hecho. Así que volví a atención al cliente con el papel firmado y me dieron la tarjeta con el descuento.

Ya me iba contento pero aun me quedaban las compras. Cogí lo que necesitaba y me dirigí a la caja, a pagar. Pero por casualidades de la vida el importe era más o menos el de la tarjeta, aunque yo lo había hecho sin pensar en eso. Concretamente me sobraban doce céntimos así que le dije a la cajera si podría devolvérmelos en monedas en vez de dejarlos en la tarjeta, a lo que ella me dijo que no. No insistí así que me dirijo a coger las cosas cuando veo que no estaban embolsadas, «¿y las bolsas?» le pregunte, a lo que me respondió que tenía que comprarlas, vaya panda de miserables pensé, cogí un par de bolsas y le dije cóbramelas en la tarjeta, 5 cents cada una, con lo cual me quedaban dos céntimos en la tarjeta. Le dije de nuevo si podía dármelos en moneda, total eran dos céntimos de nada y la tía llamo al chico de atención al cliente, el cual le dijo de nuevo lo mismo. Total que me fui con la compra y la tarjeta con dos céntimos.

La verdad es que es una chorrada, pero por dos céntimos me fui con un mal sabor de boca, si simplemente me los hubiesen dado sería perfecto y me hubiese ido de un humor estupendo, pero no lo hicieron y me fui medio mosca. El resultado es que la próxima vez me lo pensare dos veces antes de volver a comprar algo allí.

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